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LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELA PARA PADRES EN LA EDUCACIÓN PREESCOLAR.


Los Padres de Familia y su Relación con la Escuela
Un rápido análisis nos permite afirmar que, hace unos pocos años, las familias contaban con elementos de solidez propios muy superiores a los actuales: tenían unas con, Ficciones más profundas, mayor estabilidad, menor estrés, más miembros y mayores oportunidades de interacción entre ellos, etc. En la actualidad, las familias, a pesar de sus mejores niveles de formación y educación, están más afectadas por influencias sociales negativas propias de la sociedad occidental y son más débiles en su estructura, encontrándose inmersas, en muchos casos, en problemas reales que afectan a su estabilidad. Carencia de ideales claros de vida, dificultades de convivencia o ruptura del matrimonio, etc. Esas familias necesitan más que nunca ayuda en su acción educativa profunda, y deben encontrar colaboración en el ámbito escolar, dentro de un marco de confianza.
La peculiar relación existente entre escuela y familia, exige de ellas una exquisita coordinación. Del mismo modo, la necesidad de personalización para una verdadera formación, y la reciprocidad de la relación establecida, solicitan crecientes grados de participación y comunicación entre ambas instituciones.
Una relación de confianza
“Padres y Maestros”
Son los padres quienes gozan de esa relación de intimidad única que exclusivamente se da en el seno de una familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc., que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educados.
Son, asimismo, los padres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el crecimiento en autonomía de sus hijos y, por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores.

Características de la relación Familia-Escuela
El principio de subsidiariedad es el que marca esta relación. Es la familia quien tiene el derecho-deber de la educación.
Ø  Son los padres quienes tienen la posibilidad de decidir acerca de las cuestiones esenciales: más, a medida que los hijos son menores.
 
Ø  Son los padres quienes eligen el centro educativo, sobre todo en las etapas de Educación Primaria y Secundaria. Ayudan a los hijos también a elegir los amigos al situarles en determinados contextos sociales, don, de se entablan las relaciones de amistad.
 
Ø  Son los padres quienes, como consecuencia de su estilo de vida, relaciones, conversaciones, juicios, etc., van creando una cultura familiar que es clave en todo el proceso de maduración de la persona, de tal manera que muchos de los referentes en la toma de decisiones de las personas adultas se basan en actitudes y valores adquiridos en los primeros años de vida.
 
Ø  Son los padres quienes gozan de esa relación de intimidad única que exclusivamente se da en el seno de una familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc., que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educados.
 
Ø  Son, asimismo, los padres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el crecimiento en autonomía de sus hijos y, por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores
Y es al elegir la escuela cuando la hacen partícipe de sus deseos, ideales, valores y objetivos educativos, aunque con frecuencia no los tengan ellos mismos suficientemente definidos o explicitados.
Establecen los padres con la escuela una particular relación de confianza, mediante la cual delegan autoridad, funciones, objetivos familiares, etc., en la institución a la que confían sus hijos.
La relación que se entabla entre familia y escuela es tan peculiar que sólo cabe situarla en el marco de la confianza- es la escuela, corno parte de la familia, una prolongación suya, adquiriendo así su pleno sentido.
Esa relación de confianza es la que determina, matiza y da forma al binomio familia - escuela, que debe estar marcado por una actitud de responsabilidad compartida y complementaria en la tarea de educar a los hijos. Ello implica una verdadera relación de comunicación donde padres y maestros establezcan una vía abierta de información, de orientación, sobre la educación de los hijos, constructiva y exenta de tensiones por el papel que cada uno de ellos desempeña.
En este sentido, la familia debe tener una actitud activa y participativa, más allá de las aportaciones puntuales de información sobre los hijos, en la medida que lo requieran los maestros: esto es, trabajar conjuntamente en la orientación de la persona en orden a un proyecto común de educación.
Si no se produce ese acuerdo previo sobre cómo y para qué queremos educar a nuestros hijos, la disfuncionalidad en la relación padres-maestros y en el mismo proceso educativo, estará asegurada. Una escuela no puede limitar su actividad a los campos que sean de su exclusivo interés, sin atender a las necesidades de la familia. Esa peculiar relación de confianza-servicio es característica de la escuela, particularmente en los niveles de Primaria y Secundaria.


Niveles de cooperación y entendimiento
Thomas Nordahl (2006) sugiere tres niveles diferentes de cooperación y tres niveles de
entendimiento entre familias y escuelas.

Niveles de cooperación:
· Nivel 1: Cooperación representativa, implica participación en organizaciones de
padres y madres.
· Nivel 2: Cooperación directa: entrevistas, comprensión y acuerdos entre
estudiantes-familia-escuela.
· Nivel 3: Cooperación indirecta, implica todas las tareas que la familia realiza
diariamente en casa para ayudar al rendimiento escolar de sus hijos e hijas.

Niveles de información:
· Nivel 1: Intercambio de información en ambas direcciones
· Nivel 2: Dialogo: comunicación y discusión sobre materias que conciernen a los
estudiantes.
· Nivel 3: Contribución e influencia: decisiones importantes tomadas a través del
acuerdo mutuo.

La familia en general esta satisfecha con el nivel de información, el 75% siente que no
mantiene un dialogo real y equitativo con la escuela. Cuatro de cada cinco no están de
acuerdo con el nivel 3, y sienten que su influencia en la escuela es muy pequeña. Los
padres y madres que tienen una buena experiencia en las relaciones familia-escuela
normalmente tienen niños y niñas que tienen buenos resultados escolares y no causan
problemas. El mayor éxito y el mayor ajuste escolar se correlaciona con las familias que
sienten que mantienen un dialogo con la escuela y sienten que influyen en ella.
Los padres y madres de niños que fracasan en la escuela sentirían mas probablemente
que las relaciones entre familia y escuela están basadas principalmente, en una
comunicación unidireccional. Dos tercios de las familias que tienen niños con un mal
ajuste escolar piensan que la cooperación con la escuela es negativa y culpabilizadora.
Epstein (2001) sugiere seis pasos en la colaboración entre familia y escuela:
o Paso 1: asistencia de las familias en materias de crianza.
o Paso 2: información: Instruir a las familiar sobre materias escolares y comunicar
los logros de los niños y niñas.
o Paso 3: asistencia voluntaria. Invitar a los padres y madres a asistir a la escuela y
a participar en actividades en el aula.
o Paso 4: aprendizaje en casa: instruir a los padres y madres en materias escolares.
o Paso 5 : influencia: hacer partícipes a las familias en la toma de decisiones sobre
temas que conciernen a sus hijos e hijas, a diferentes niveles en la escuela.
o Paso 6: relacionar la sociedad con los alrededores de la escuela: coordinar los
recursos sociales y los servicios para los niños y niñas y las familias.

La implicación de madres y padres

Los padres y madres son de hecho un recurso importante para los niños y niñas. Para
que ellos comprendan que son importantes, hace falta tener en cuenta tres factores
fundamentales: Primero ellos deben sentirse significativos; y percibir las razones la
razón para ayudar, la importancia que tiene y cómo pueden ayudar. Segundo, deben
sentirse influyentes y ver que su esfuerzo se traduce en el éxito escolar de sus hijos e
hijas. En tercer lugar ellos deben sentirse apoyados por la escuela, sentir que tienen
objetivos comunes y que cooperan en el nombre de sus hijos e hijas.
Los padres y madres que sienten que juegan un papel importante ayudando a sus hijos e
hijas en el rendimiento académico, y se implican a si mismos en su educación, puede
también facilitar cambios en los comportamientos de los propios padres y madres
(Alter, 1982). Los cambios en las relaciones entre padres e hijos pueden tener un
impacto en otras partes del sistema familiar. Los cambios en la vida de los niños pueden
estar seguidos por cambios en la vida de las familias. Unas actitudes más abiertas hacia
la escuela puede tener la ventaja de un mayor contacto con la sociedad local. Madres
que apoyan a sus hijos pueden revisar su propia situación educativa y comenzar su
propia carrera académica. Alter también sugiere facilitar sistemas de grupos de padres
donde aprendieran los unos de los otros, conociendo la situación de cada uno estando
así al corriente del desarrollo de los demás niños y niñas.
En artículos de NOVA (2000-2002), sin embargo, señalan que la situación general en la
relación familia-escuela no es satisfactoria. Las escuelas por lo general no están
interesadas por los padres que toman demasiada iniciativa y que les importa en exceso.
Por lo que los padres viven con incertidumbre las expectativas que la escuela tiene sobre
su papel en la relación y cooperación. Estos no se encuentran a si mismos en una
situación de igualdad en la cooperación de la familia-escuela, sino que sienten que los
docentes tienen el poder. Esto se acentúa en el caso de los padres inmigrantes quienes
en general sienten incertidumbre ante la situación, teniendo carencias en las relaciones y
conocimiento de los otros padres, participando menos en los encuentros en la escuela
(Velchez, 2004).
El profesorado tiene el poder institucional y muchos padres se sienten inferiores a ellos,
teniendo miedo de las sanciones escolares, pensando a su vez que criticando al centro o
a los docentes puede llegar a perjudicar a sus hijos. Los padres rara vez experimentan
apoyo social por parte de la escuela, aunque el profesorado diga que lo hace. Fomentar
prácticas desde los profesores hacia los padres, para darles más autoconfianza es por lo
tanto muy importante. La comunicación basada en el apoyo social, el elogio, y el ánimo
es crucial. La retroalimentación hacia los padres debería ser acertada y precisa para
evitar malos entendimientos. (Nordahl et al 2005).
Las madres son las personas mas importantes en las relaciones familia-escuela.
(Nordahl, 2006). Entre el 70-80% de la relación familia-escuela es llevada a cabo por
las madres de los niños y niñas. Las madres ayudan a sus hijos con sus deberes;
participan en la escuela en encuentros y actividades. Mejorar la asistencia de los padres
tendría un enorme impacto en el éxito escolar de los niños y niñas. Sin embargo la
participación de las madres o de los padres tiene un efecto diferente en el rendimiento
de los niños y niñas. (Winquist, 1999). La participación de ambos padres en los
primeros niveles educativos, es seis veces más relevante para el éxito escolar, que la
influencia de la propia escuela. Si todos los padres en una clase apoyaran y estimularan
a sus hijos e hijas igualmente, esto reduciría la diversidad en el rendimiento académico
en un 30% (Desformes, 2005).




En un informe de FUG (2005) se especifican diez razones por la que los padres no
participan en la relación familia-escuela:
1. Algunos padres tienen niños pequeños, y nadie que los atienda.
2. Algunos padres tienen turnos de tarde y de noche.
3. No se sienten bien en las escuelas por su propia mala experiencia escolar.
4. No asisten a las reuniones porque no lo consideran importante.
5. Están estresados y tienen problemas.
6. Se sienten fuera del círculo social y no se sienten seguros para ir a los
encuentros escolares.
7. Se sienten desconocedores del lenguaje y creen que no podrán entender.
8. Se sienten incapaces y creen que los docentes sabrán cual será la mejor forma
para educar.
9. Algunas personas creen que no le entenderán y que ellos no sabrán comunicarse.
10. Algunas personas creen que el tema de la escuela no les concierne a ellos si no
exclusivamente a los enseñantes.

Siles (2003) además puntualizó que existe un vínculo entre una buena relación
familia-escuela en la escuela y una enseñanza escolar de calidad.
Además afirma que existe una conexión entre los fracasos escolares, culturales y sociales al distanciar la escuela con elhogar.
El profesorado que se interesa más por la vida social y familiar de sus estudiantes
aumenta la motivación de estos, ya que, obtiene más información para tomar mejores
decisiones a la hora de planificar la educación. El conocimiento de la vida personal y
experiencia cultural de los estudiantes es una buena base para un buen y acertado
proceso de aprendizaje (Ericsson y Larsen 2000).

La relación familia-escuela es en mucho una materia de actitudes. Los docentes juegan
un papel muy importante en el desarrollo de una buena relación: (Chrispeels 1996)
Para un docente  la relación se basa en:
1. El interés general de cada docente en la situación especial de cada padre y
madre.
2. La habilidad de cada docente para trabajar con sus estereotipos sobre ciertas familias.
3. La habilidad de cada educador para trabajar sistemáticamente con un
estudiante en particular, mostrándole especial interés, motivándole, y
pasando un tiempo juntos observando sus cualidades.

Cohen (1974) subraya la responsabilidad de los docentes ante la relación familia-escuela.
Recomienda los siguientes componentes para la relación del hogar con la
escuela:
1. Predisposición a recibir información de los padres con respecto a su hijo/a.
2. Comunicar su dedicación en cuanto a la ayuda en el aprendizaje del hijo/a.
3. Comunicar su deseo de cooperar con los padres.
4. Escuchar las inquietudes de los padres y las expectativas en cuanto a su
hijo/a.
5. Comunicar un interés en una educación complementaria en el hogar.
6. Explicar los objetivos y programas en clase para los niños/as y padres.
7. Informar sobre el progreso de los educandos.
8. Ofrecer ideas para un posible uso en el hogar con el fin de ayudar en el
aprendizaje de los hijos/as.
9. Hacer uso de la información e ideas de los padres.

El docente es un profesional y tiene la mayor responsabilidad en la construcción de una
buena relación (Nordahl et al 2005). Debe tener generalmente una actitud positiva en
cuanto a los padres en general y considerarlos como un recurso para el alumnado.
Centrarse más en el futuro que en el pasado es importante, especialmente mirando los
sentimientos que los padres tienen hacia sus hijos e hijas. Otro aspecto es la importancia
de darles poder a los padres y hacer hincapié en su importante rol.

Ericsson (2000) usa la palabra “rand zone” para la relación familia-escuela. “Rand
zone” es el área donde la conexión es poco clara. Un ejemplo de la “rand zone” podría
ser si los docentess pueden interferir en cómo las familias educan, sus rutinas, sus
hábitos, etc. Otra “rand zone” podría ser si los padres deben pagar por el equipamiento
escolar, o las actividades o si los padres tienen alguna influencia en materias escolares
tales como la disciplina, sanciones, o educación en general.
Conseguir una buena relación entre familia y escuela será beneficioso para ambos. Esto
ayudara a los docentes a entender la situación especial y la rutina de cada estudiante.
(Thomson et al 2004) A través del desarrollo de relaciones positivas entre familia y
escuela el profesorado puede construir expectativas más realistas sobre cada educando.
Al mismo tiempo que permite que las propias familias elaboren expectativas más
coherentes y realistas de sus hijos e hijas.
Los padres y madres también tienen una responsabilidad clara en las relaciones que se
establecen entre la familia y la escuela. (Chripspeels 1996; Vilchez 2004). Deben
trabajar con sus propias actitudes hacia la escuela y tratar con sus propias emociones
relacionadas con sus propios resultados académicos y su propia experiencia escolar.
Deben implicarse más en el funcionamiento de la escuela, y en las actividades que la
escuela propone. Las familias, junto al profesorado deben crear juntos, expectativas
comunes hacia los niños y niñas. Debemos comprender que la familia y la escuela,
tienen metas comunes: Mejorar el rendimiento y el éxito escolar.

Estrategias para mejorar la relación familia-escuela: pasos claves

En las relaciones familia-escuela, hay a veces expectativas inespecíficas. Será por lo
tanto muy importante crear sistemas y estrategias que permitan aclarar las áreas de
responsabilidad y obligaciones tanto de las familias como del profesorado.
El efecto de una relación de igualdad estará acorde con las teorías e investigaciones
mencionadas, y favorecerá
_ Éxitos académicos.
_ Autoestima.
_ Salud psicológica.
_ Motivación escolar de los estudiantes.
_ Ajuste escolar.
_ A largo plazo, consecución de las metas establecidas y planificación futura.
_ Satisfacción escolar de los estudiantes.


Pasos clave:
_ Realizar regularmente llamadas telefónicas a los padres y madres con un
mensaje positivo.
_ Asegurarnos de que los padres y madres de los niños  asisten a las
reuniones ofreciéndoles una atención especial (Recordárselo con mensajes o
llamadas telefónicas o a través del propio niño o niña).
_ Mostrar interés por las familias de los niños y niñas y su vida fuera de la
escuela, preguntándoles.
_ Organizar grupos familiares en clase (grupos de padres y madres que junto
a sus hijos realicen actividades fuera del colegio durante un mes).
_ Realizar contratos de aprendizaje entre, padres y madres, hijos e hijas, y
profesorado, centrándose en la responsabilidad y la mejora (ver modelo de
entrevista)
_ Realizar un Banco de padres y madres: consiste en invitar a padres y
madres a colaborar con el aula, escribiendo en un “banco de datos” una
experiencia interesante, por ejemplo con recetas, un trabajo, un viaje,
conocimientos, habilidades… etc. La habilidad o colaboración de los padres
queda registrada, el profesorado lo organizará cuando sea más conveniente
para todos.